Victoria, Vicky, Vicko... o como quieran decirle, pone puntofinal a la vida de camarera en "La Baranda" para dedicarse a lo que según ella"llevaba en la sangre"
las milenarias artes del Karate. El regreso al katami no fuepara nada fácil, a raíz de que su antiguo maestro el Seibun Rocco Sifredi, leexige a nuestra amiga que debe rendir de nuevo, el cinturón negro. Vicky nosabia que hacer, no comía, no dormía, no co... (bue, tampoco tanto) solopensaba en eso. ¿Que hago? era la pregunta recurrente que surgía desde elinterior de nuestra amiga, ¿lo rindo de nuevo?. Los amigos no sabían comoresponder ante esos ojos marrones que reflejaban el deseo por volver al karate,algunos sin pensarlo y absorbidos por un instinto cobarde decían NO!!! Pero otros.... un poco menos impulsivos y mas pensantes, un poco menos terrenales y masidealistas, aunque sin poder disimular la cara de dolor, señalaban que debíahacerlo, que debía volver al mundo del karate, porque ese era su destino. Estaspalabras le dieron a Vicky la fuerza que buscaba para obtener (de nuevo) el cinturónnegro y entregar (de nuevo) el marrón, ante el Seibun Sifredi, que esperaba ansiosoel día del "examen". Al final, Vicky logró a base de mucho esfuerzo yconcentración la recompensa de tener en su cintura el preciado cinturón NEGRO,¿y el marrón? y bue, todos los que practicamos artes marciales, sabemos....sabemos que el marrón, se lo queda el profesor......